Casa Bloc, de vivienda
obrera a casa museo
8 SEP 2010 ALEJANDRO
El primer artículo con el que damos inicio a nuestra sección
ARQUITECTURA es ante todo un homenaje a un edificio que desde siempre nos ha
cautivado por tratarse de la máxima expresión de arquitectura racionalista del GATCPAC, por estar ubicado fuera del
circuito turístico de Barcelona -al menos de momento- y por las implicaciones
sociales que han definido la historia de este emblemático edificio. Por otra
parte la historia de la Casa Bloc es tan amplia, abarca tantos aspectos no solo
de la arquitectura sino de la sociedad barcelonesa, que este artículo se
plantea como una declaración de intenciones por nuestra parte con el fin de
desarrollar y profundizar algunos de estos aspectos a lo largo de artículos
futuros.
Casa Bloc desde la plaza ajardinada posterior
Lo primero que nos cautiva de la Casa Bloc es su propia
historia, rica en matices y contrastes, que aún hoy después de 70 años de su
construcción se sigue escribiendo de forma intensa y dinámica. El edificio está
ubicado a la altura del número 103 del Passeig
Torras i Bages, en el distrito de Sant Andreu, uno de
los mejor preservados y más auténticos de Barcelona, en donde aún se percibe la
atmósfera del antiguo pueblo de Sant Andreu de Palomar y de su entorno
industrial y obrero. La Casa Bloc respondió a los criterios urbanísticos del
momento, que planteaban una nueva vía de desahogo al futuro crecimiento de la
ciudad y la multiplicación de viviendas para la clase trabajadora.
Construcción de la estructura de acero de la
Casa Bloc. 1933
El
legado de Le Corbusier en Barcelona
Proyectada en 1933 por los
miembros del revolucionario movimiento arquitectónico GATCPAC, Josep Lluís Sert, Joan Baptista
Subirana y Josep Torres Calvé, la Casa Bloc es considerada la obra emblemática
de este movimiento moderno racionalista recién llegado a España. El tipo de
vivienda, tanto en planta como en alzado, es un reflejo de las ideas
Corbusianas que tuvieron especial acogida durante la Segunda
República Española. Se trata de un conjunto de 5 edificios longitudinales
que forman una Z en el solar de 170 metros de largo, generando dos grandes
plazas públicas, una hacia la avenida Torras i Bages y otra hacia el barrio,
que se conectan en planta baja entre sí y hacia la avenida ya que dos de los
cuerpos están levantados sobre pilotes. La alta densidad de viviendas obtenida,
la incorporación de diversos equipamentos comunales o el aprovechamiento de la
cubierta como zona de uso comunitario (hoy en desuso como la mayoría de los
terrados de Barcelona) son rasgos que definen el conjunto.
Las viviendas, la mayoría de unos 60 m2 y unas pocas de 77 m2,
constan de dos plantas que se comunican entre sí por una escalera interior. A
cada módulo se accede en planta baja desde el corredor de distribución, que
consiste en un gran balcón exterior y hacia donde ventilan cocinas y baños. El
salón-comedor se ubica en el otro extremo de esta planta, que desemboca en un
balcón privado, y una escalera paralela a la crujía conduce a la planta
superior, en donde se ubican tres habitaciones. La apertura de cada módulo a
ambas fachadas, eliminando el concepto de patios interiores, hace que todos los
espacios se abran al exterior y permite la ventilación cruzada de las
viviendas.
Un proyecto truncado por
más de 60 años
La época de gloria de la arquitectura
racionalista en Barcelona duró poco, ya que la guerra civil detuvo muchos
proyectos, envió al exilio a unos cuantos talentos (entre ellos al propio Sert)
y durante los posteriores 30 años de dictadura muchos edificios de Barcelona
sufrieron abusivas intervenciones que desvirtuaron sus planteamientos
originales. La construcción de la Casa Bloc se prolongó hasta 1936, cuando se
suspendió por el estallido de la guerra, aunque finalmente fue llevada a
término por Subirana en la posguerra. Sin embargo, el esquema urbanístico
original quedó completamente desvirtuado al poco tiempo ya que entre 1940 y
1945 se construyó un ala adicional que continuaba el eje del paseo Torras i
Bages, llamado popularmente como el “bloque fantasma”, que cerraba
completamente la plaza ajardinada hacia la avenida y la convertía en un cuartel
de policía. La degradación de la Casa Bloc se notó no solo en el aspecto
urbano, sino en la alteración de las tipologías o la supresión de los
equipamientos públicos originales. Paradójicamente, muchas de las 200 viviendas
que componían el complejo fueron adjudicadas a las familias del ejército
vencedor.
En 1997 los arquitectos Víctor Seguí y Marc
Seguí se encargaron del proyecto de rehabilitación de la Casa Bloc. Aunque el
revolucionario esquema de los entonces jóvenes arquitectos del GATCPAC
determinó un precedente de modernidad, había que mejorar y actualizar muchas
condiciones interiores de las viviendas: las cocinas de carbón tenían que ser
sustituídas o el baño comunitario en la planta baja resultó poco práctico para
muchas familias. Las obras de rehabilitación se extendieron por más de 10 años
y culminaron con el derribo del “edificio fantasma” en 2008. Ahora, después de
60 años, podemos contemplar de nuevo el planteamiento urbano de la Casa Bloc,
con sus plazas ajardinadas conectadas entre sí y abiertas a la trama urbana.
Lástima que el proyecto paisajístico de dichas plazas resulte algo caótico y
poco apreciado por los vecinos.
Hacia
la “museización” del patrimonio
Por la Casa Bloc han pasado comisarías de
policía, un convento de monjas, una residencia de ancianos, los residentes de
toda la vida, inmigrantes recién llegados y, como no, arquitectos, estudiantes
y apasionados de esta obra emblemática de la arquitectura racionalista que
visitan de vez en cuando el edificio y conversan con sus habitantes. Más de
medio siglo hubo que esperar para poder recuperar la esencia de este proyecto,
al menos en su aspecto formal, y así reivindicar los valores sociales que
subyacían en su concepción. Una arquitectura para la clase trabajadora, tan
bien concebida que incluso pasó desapercibida para muchos arquitectos durante
décadas.
Sin embargo, el proceso no se detiene aquí y la Casa Bloc se
enfrenta ahora a la intervención de uno de los módulos residenciales para ser
convertido en “apartamento museo”. El proyecto, que está a cargo del DHUB
-Disseny Hub Barcelona-, se prevé estar terminado y abierto al
público (mediante previa reserva a través del DHUB) hacia finales de 2010. A
nosotros se nos plantea la duda de si dicha intervención realmente promueve el
rescate de los valores más significativos de la Casa Bloc o, por el contrario,
es un nuevo atentado a su integridad. Barcelona sufre un proceso intenso de
“museización”, en el que se le lava la cara a muchos edificios que despiertan
cierto interés colectivo, se les despoja de su carácter original y se
convierten en reclamos mediáticos para cautivar a visitantes locales y extranjeros.
Esperemos que el bar de toda la vida de la esquina no aproveche para subir sus
precios, que no se instale un local de souvenirs del
movimiento moderno y que las aceras del paseo Torras i Bages no se abarroten de
grupos precedidos por un guía con la sombrilla en alto. Parece un panorama
desquiciado pero, en esta ciudad, perfectamente posible. Y estamos convencidos
de que nada tiene que ver con los valores que buscaron en su día Sert, Subirana
y Torres para la Casa Bloc
http://elbloc.net/2010/09/casa-bloc-de-vivienda-obrera-a-casa-museo/
Post
Clase 5
La
Casa Bloc
Josep Lluis Sert, Joan Baptista
Subirana y Josep Torres Clave.
Comentario:
Es un proyecto que surge en
medio de una fuerte industrialización, y por tanto su localidad la determina un
sector lleno de empresas en Barcelona, Sant Andreu. La construcción de este
hace parte de los años de la Segunda Republica (1931-39), momento en el que aparece
un paréntesis democrático con mejora social y cultural. Y Surge así la preocupación
del GATCPAC por el bienestar y la higiene de las viviendas obreras.
Enfocados hacia el higiene y
bienestar, y rompiendo con lo tradicional los arquitectos tienen en cuenta la
ventilación de las viviendas, siendo esta a dos fachadas y orientación variada,
y así en la fachada menos soleada se situó el corredor de comunicación, los
baños y las cocinas.
La distribución interna, o el
diseño del interior, hace parte de la estricta racionalidad de esta obra y
vivienda pues en la planta baja se situó el comedor o sala de estar, la cocina,
el aseo y la terraza, en la planta alta los dormitorios.
Por tanto es una obra
arquitectónica de gran importancia ya que una vez mas plasma las necesidades de
la época y promueve las soluciones para estas. Pues a través de bloques, su
relación con la forma, aprovechamiento y función de materiales de construcción
racionalista se crea una organización interna, y aprovechamiento del espacio
teniendo en cuenta su relación con el ambiente o alrededor, es decir con los
vecinos y paisajes.
Es por todo lo anterior que me
resulta una pieza llena de piezas cruciales para la construcción de una gran
obra arquitectónica que deja un legado, no solo para la arquitectura sino
también para la historia.
María Camila Hincapie
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