Ludwing Mies van der Rohe, representante alemán del racionalismo arquitectónico, nació el 27 de marzo de 1886. Se formó como colaborador en los estudios del arquitecto y diseñador Bruno Paul y con Peter Behrens.
El interés por los materiales como elemento expresivo define su obra. Emplea la piedra, el mármol, el acero, el vidrio en su más absoluta pureza y trabaja con el hormigón en todas sus posibilidades, como elemento estructural y como material de acabado exterior.
En 1912 Mies van der Rohe abrió su propio estudio en Berlín y durante los primeros años recibió muy pocos encargos. Sus primeros intentos arquitectónicos eran aún conservadores, pero ya muestran el camino que seguirá durante el resto de su carrera.
Realizó proyectos para rascacielos, villas o viviendas unifamiliares. Un ejemplo es el proyecto de un edificio de oficinas situado en el centro de Berlín, en la Fiedrichstrasse. Su propuesta consiste en dos rascacielos de estructura ligera revestidos de cristal, pero que nunca llegaron a construirse.
Los encargos recibidos por particulares para casas de campo, como la Villa Wolf, la casa Esters, la casa Lange y la casa Kempfeld son un estudio de juegos de volúmenes, de planos yuxtapuestos que quedan enfatizados por los materiales elegidos. Los planos rectos de la fachada se cortan con amplios ventanales de cristal o con marquesinas sobre las puertas de acceso.
Mies van der Rohe tenderá cada vez más a la simplicidad, a la abstracción de elementos y búsqueda de plantas racionales que formen un todo continuo. En 1912 conoció a Teo Van Doesburg y al grupo De Stijl, entre los que estaba Mondrian. Su pintura abstracta reducida a formas simplísimas influyó en Mies, ya que a partir de entonces diseña edificios de planos limpios, de paredes abiertas que sobresalen del edificio y se pierden e integran en el jardín. Es una arquitectura en la que los espacios fluyen ente las habitaciones, nunca son cerrados, se abren y se distienden hacia el exterior buscando la integración con el entorno.
La máxima expresión de su estilo se alcanza con El Pabellón de Alemania (Barcelona, 1929) y la Villa Tugendhat (Checoslovaquia, 1928-1930).
El Pabellón de Alemania
Construido como pabellón nacional de Alemania con motivo de la Exposición Universal de Barcelona de 1929, es su obra maestra.
El tamaño del edificio es mucho más pequeño que el resto de las construcciones que formaban parte de la exposición y el lugar de emplazamiento estaba algo apartado. Quizás Mies se sirvió de esto para singularizar su obra.
El edificio está sobre un podium cubierto de travertino, al lado de una pequeña piscina. La cubierta del edificio es plana y está sostenida por ocho pilares de acero que adoptan forma de cruz. Entre los pilares hay unas mamparas de mármol pulido que no tienen función estructural y grandes cristales que dan la impresión de ligereza y luminosidad.
Los edificios de Mies son puros, precisos, le interesa el espacio. Un espacio fundamentalmente vacío. El Pabellón fue concebido como un juego de planos que basaba su fuerza expresiva en la diafanidad de los espacios, la calidad y diversidad de los materiales y su relación con un entorno cristalino protagonizado por los dos estanques.
La diversidad y riqueza de los materiales, el mármol, el travertino, el agua con el vidrio y el acero constituyen una imagen de relación y penetración entre naturaleza e industria.
El mobiliario también fue diseñado por Mies. Por ejemplo, La silla de Barcelona, de cuero y acero.
El edificio fue desmontado después de la Exposición, en 1930 y reconstruido en el mismo lugar en 1981 por iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona. En la actualidad es la sede de la Fundación Mies van der Rohe.
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